jueves, 18 de febrero de 2010

Ser niño


Los niños…tan complejos y tan simples a la vez.
En realidad somos nosotros los que los hacemos complejos, como adultos se nos olvida que alguna vez estuvimos ahí, que era tan asombroso el mundo que descubríamos en un parque, en una calle, en un amigo, se nos olvida que la angustia más fuerte que teníamos era la de temer a alguna sombra en la noche o a algún personaje imaginario que salía del closet. Nuestra única preocupación era jugar, amar y ser felices… Un abrazo nos consolaba, un beso de mamá sanaba una herida, lanzar una moneda al aire resolvía las diferencias… sonreír era fácil, abrazar era tan común…¡La vida entonces era tan simple!
¿A veces no desearían seguir viviendo esa inocencia? ¿Esa manera tan fácil de resolver las cosas sin complicarlas tanto? Justo en este momento veo a mi pequeña hija frente a mi merendado unas galletas y mientras lo hace parece como si estuviera intentando resolver la inmortalidad del cangrejo, sin embargo se que ese silencio mientras come y su rostro mirando hacia el techo, hacia la pared, hacia los objetos cercanos a ella no significa otra cosa más que observación, gozo, disfruta el momento y lo que hace sin preocuparse por el clima, la inseguridad, la crisis…en momentos como estos es cuando pienso en lo difícil que es crecer y lo mucho que nos cuesta, a quienes hemos crecido, ser niños de nuevo…lo gracioso es que todavía nos preguntamos como es que los niños no vienen con manual de instrucciones al nacer, vamos a cursos para tratar de entenderlos, leemos libros que nos acercan a un modelo parental ideal y aun así nos volvemos un caos a la hora de querer educar a uno.
Los niños no son complejos, los complejos somos nosotros que con nuestro razonamiento adulto y nuestra aparente madurez los miramos como si nosotros nunca hubiéramos sido niños.
Foto: Best friends - Michael Ging

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