Lucha Interna

Chenoa - Rutinas

Muchas personas hablarían de mi como una persona extrovertida, sociable, abierta…pero puedo asegurar que nadie sabe que en el fondo ser así, requiere para mí como una lucha interna.
De niña, no me asustaba conocer gente, decir lo que pensaba o incluso hacer el ridículo, pero, habrá sido el tiempo, el ojo crítico de muchos o tal vez algo tan simple como la adolescencia que hicieron que muchas cosas cambiaran en mí, me volví tímida, cohibida, cerrada…pasaba largas horas encerrada en mi recámara antes que salir con alguna amiga, o siempre necesitaba el empujón de alguien más para hacer o emprender algo, mi grupo social se limitaba a personas que contaba con los dedos de una sola mano y aunque conocía a muchos más, de mi círculo de seguridad, donde podía ser yo misma, no me movía, dar un paso fuera de ahí implicaba deseos fuertes de dar dos hacia atrás. En el fondo yo no quería eso, no me gustaba y me daba cuenta que iba perdiendo los mejores años de mi vida apenada ante los demás, era realmente una experiencia terrible desear por dentro hacer algo y no atreverme.
Pero solo se vive una vez, no me he quitado miedos de encima pero con un enorme valor si intento mandarlos muy lejos cada vez que necesito salir al mundo, me siguen angustiando los nuevos proyectos, los nuevos encuentros, los cambios, pero he aprendido que una vez que estoy en ellos los disfruto y cada cosa nueva que haga es un reto para mí que me ayuda a vencer demonios internos. Cuando muchos me ven al frente de un grupo desconocido hablando, opinando o incluso cantando, creerían que es la cosa más natural en mí, pero en el fondo no saben que antes de hacerlo respiro profundo y repaso en mi mente frases como “no pasa nada”, “te vas a divertir”, “no viniste al mundo a estar pintada”, entre muchas que se me ocurren en ese momento…y la verdad, es que los últimos años de mi vida me los he pasado genial, he conocido mucha gente, he hecho cosas divertidas y aprendido más que antes. Y sigo temblando ante lo nuevo, sigo sonrojándome con un piropo, sigo tragando saliva antes de hablar ante otros, sigo creyendo que un buen elogio hacia mí es más de lo que realmente merezco pero son cosas que me impulsan a tener más seguridad en mí, a querer hacer las cosas bien, a reírme de mí misma, a dar el paso hacia el frente sin mirar hacia atrás más que para ver lo que he aprendido.

Pd. Si quieren disfrutar de algo de música mientras leen les recomiendo hacer click en el recuadro entre la foto y el texto.

Foto: The show must go on - Anna Slezak