Después de subir hay que bajar

Mirarse al espejo no ha sido fácil, el corrector ya no corrige tanto, las comisuras de los labios lucen un marco alrededor de ellas, el ejercicio y la dieta ni siquiera funcionan como lo hacían hace apenas un par de meses, no hay corte de cabello que te hagan lucir más joven, ni jeans que le quiten edad a tu cuerpo.

Si hubiera sabido que la vida se aceleraría tanto, hubiera dejado los complejos de mis 18 años a un lado, me hubiera atrevido más, no hubiera permitido que los miedos robaran mis sueños, ni que las palabras de otros reprimieran mis proyectos, me hubiera divertido más y hubiera llorado menos por las cosas o las personas imposibles.

Y, es que la verdad, nunca fui la chica atractiva, el alma de la fiesta, la simpática del grupo pero lo que más me pesa, es no haber sido más valiente, más tenaz, más yo misma...y al pasar de los años, cuando parecía que recuperaba a esa persona en mi interior que siempre quise ser, el tiempo, como un torbellino, se convirtió en un segundo y en el momento de alcanzar la plenitud también empezó el declive....

Aunque digan tanto que la mujer de 40 es la más atractiva, la más segura, la más plena, la que sabe lo que quiere, empiezo a creerme que no es así, a mi no me ha pasado. empiezo a notar que mis años de juventud se ven ahora años luz atrás, añoro más la música, los días de escuela, las tardes sentadas en las escaleras de la universidad esperando en vano que el me mirara y las mariposas que sentía cuando lo hacía aunque fuera un segundo, extraño la música estridente, el humo del bar y bailar sobre la mesa como sí el mundo se fuera a acabar al día siguiente, añoro las tareas, los trabajos en equipo con caribes cooler sintiéndonos rebeldes, el nervio de los exámenes, la ilusión de ser alguien en la vida y la pregunta constate de sí lo lograría...extraño enamorarme con una canción, desayunar una dona de chocolate sin culpa, reírme a carcajadas sin preocuparme las miradas.

Ahora el resumen de mis mejores años, de la música que me acompañaba, los veo en el mundo retro, en VH1 classic, en radio recuerdo... Cielos, en aquel entonces Radio recuerdo era la estación de mis padres, la que cambiaba escandalizada buscando alguna sintonía más moderna. Los actores que decoraban mi pared, ahora trabajan en papeles de padres o incluso abuelos, los dibujos animados de entonces ahora lucen lentos y sosos, MTV me parece obsceno y Youtube se ha vuelto una herramienta indispensable para buscar los viejos vídeos.

Tengo 40 y no me siento ni más madura, ni más plena y mi etapa atractiva se esfumó en muy corto tiempo, ahora curso de nuevo la primaria haciendo tareas con mi hijo sin entender como es que ahora les enseñan a sumar, parezco chofer entre colegio y clases vespertinas, el trabajo de casa me agota y hace ejercicio es más una necesidad que un placer, y aunque no soy ajena a los avances de la tecnología la uso para sintonizar las canciones de ayer y encontrar a mis amigos de secundaria.

Así es como los 40 pegaron en mi vida, ni más ni menos, como una cachetada de que el tiempo vuela y que después de subir y subir luego viene el descenso.